Versículos de la Biblia : Matrimonio
(Génesis 2:21-24) Entonces el Señor Dios hizo caer sobre el hombre un profundo sueño, y cuando este se durmió, tomó una de sus costillas y cerró con carne el lugar vacío. 22 Luego, con la costilla que había sacado del hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre. 23 El hombre exclamó: "¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Se llamará Mujer, porque ha sido sacada del hombre". 24 Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos llegan a ser una sola carne.
(Mateo 19:3-6) Se acercaron a él algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: «¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?». 4 Él respondió: «¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, los hizo varón y mujer; 5 y que dijo: Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne? 6 De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido».
(Marcos 10:11-12) Él les dijo: «El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella; 12 y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio».
(Marcos 12:24-25) Jesús les dijo: «¿No será que ustedes están equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios? 25 Cuando resuciten los muertos, ni los hombres ni las mujeres se casarán, sino que serán como ángeles en el cielo.
(Lucas 20:34-36) Jesús les respondió: «En este mundo los hombres y las mujeres se casan, 35 pero los que son juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección, no se casan. 36 Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y, al ser hijos de la resurrección, son hijos de Dios.
(Lucas 16:18) El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio, y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio.
(1 Corintios 11:27-29) Por eso, el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente tendrá que dar cuenta del Cuerpo y de la Sangre del Señor. 28 Que cada uno se examine a sí mismo antes de comer este pan y beber esta copa; 29 porque si come y bebe sin discernir el Cuerpo del Señor, come y bebe su propia condenación.
(1 Corintios 7:10-11) A los casados, en cambio, les ordeno -y esto no es mandamiento mío, sino del Señor- que la esposa no se separe de su marido. 11 Si se separa, que no vuelva a casarse, o que se reconcilie con su esposo. Y que tampoco el marido abandone a su mujer.
(Efesios 5:21-33) Sean dóciles los unos a los otros por consideración a Cristo: 22 las mujeres a su marido, como si fuera el Señor, 23 porque el varón es la cabeza de la mujer, como Cristo es la Cabeza y el Salvador de la Iglesia, que es su Cuerpo. 24 Así como la Iglesia es dócil a Cristo, así también las mujeres deben ser dóciles en todo a su marido. 25 Maridos, amen a su esposa, como Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella, 26 para santificarla. Él la purificó con el bautismo del agua y la palabra, 27 porque quiso para sí una Iglesia resplandeciente, sin mancha ni arruga y sin ningún defecto, sino santa e inmaculada. 28 Del mismo modo, los maridos deben amar a su mujer como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo. 29 Nadie menosprecia a su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida. Así hace Cristo por la Iglesia, 30 por nosotros, que somos los miembros de su Cuerpo. 31 Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos serán una sola carne. 32 Este es un gran misterio: y yo digo que se refiere a Cristo y a la Iglesia. 33 En cuanto a ustedes, cada uno debe amar a su mujer como a sí mismo, y la esposa debe respetar a su marido.
(Colosenses 3:18-21) Mujeres, sean dóciles a su marido, como corresponde a los discípulos del Señor. 19 Maridos, amen a su mujer, y no le amarguen la vida. 20 Hijos, obedezcan siempre a sus padres, porque esto es agradable al Señor. 21 Padres, no exasperen a sus hijos, para que ellos no se desanimen.
(Tito 2:4-5) enseñen a las jóvenes a amar a su marido y a sus hijos, 5 a ser modestas, castas, mujeres de su casa, buenas y respetuosas con su marido. Así la Palabra de Dios no será objeto de blasfemia.
(Hebreos 13:4) Respeten el matrimonio y no deshonren el lecho conyugal, porque Dios condenará a los lujuriosos y a los adúlteros.
(1 Pedro 3:7) Los maridos, a su vez, comprendan que deben compartir su vida con un ser más débil, como es la mujer: trátenla con el respeto debido a coherederas de la gracia que da la Vida. De esa manera, nada será obstáculo para la oración.
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