Señor Jesús, nos alegramos porque tu
tienes todo presente. Te agradecemos porque tú puedes retroceder hasta el
momento en que fuimos concebidos y sanarnos aun de ese momento. Tú puedes
liberarnos de cualquier influencia que nos haya dañado entonces, sea que
hayamos sido concebidos con amor o accidentalmente.
Mientras tomábamos forma en el seno
materno, ahí estabas tú para liberarnos de impresiones que pasaron a nosotros a
traves de nuestra madre o de las circunstancias de la vida de nuestros padres.
Sustos, temores, o quizás un hogar sin clima de amor, o lo que nuestra madre
sufrió por un exceso de trabajo, pobreza, desunión.
En todo caso Señor Jesús, nuestro
espíritu captaba algo por medio de nuestra madre y sentía temor de
aparecer en ese mundo. Te rogamos que nos des ahora todas las cosas que en esos
momentos pudieron hacernos falta, y que quites de nuestro ánimo todo enojo o
resentimiento. Gracias Jesús, por hacer esto.
Te alabamos, Señor Jesús, porque Tú
sanas los traumas del nacer. Algunos de nosotros soportamos los efectos de un
parto demasiado prolongado, ahogos o del uso de instrumentos. Te pedimos que
sanes cualquier sufrimiento o angustia que hayamos experimentado al nacer, y
que quites todo temor o sentimiento de inseguridad relacionados con esta
situación.
Libéranos de sentimientos de culpa
por los dolores que ocasionamos a nuestras madres especialmente si sentimos que
no fuimos deseados ni amados.
Si nuestros padres se sintieron
defraudados porque deseaban un hijo de otro sexo; sana señor nuestra
frustración al no poder responder a ese deseo de ellos, y permite que, desde
ahora en adelante seamos plena y alegremente el hombre o la mujer que tu
quisiste que fuéramos.
Gracias, Jesús porque en el momento
de nuestro nacimiento estuviste ahí para recibirnos en tus manos.
te agradecemos también por tu presencia
junto a nosotros durante los primeros meses de vida, cuando éramos tan frágiles
y necesitados de ti. Algunos recibimos en esos meses menos amor del que
necesitábamos, algunos estuvimos separados de nuestra madre debido a
enfermedades muerte o separación de nuestros padres. Por eso, en ocasiones, nos
falto el amor de la madre o del padre que nos rodeara y nos hiciera sentir
protegidos y seguros.
Te rogamos, Señor, que suplas lo que
nos falto cada vez que deseábamos ser estrechados entre sus brazos o acunados
por ellos y no estuvieron.
Señor Jesús, todas esas cosas que
sólo una madre puede hacer, hazlas Tú ahora en la profundidad de nuestro ser,
para que cualquiera de nosotros, que se haya sentido abandonado en los primeros
meses de su vida, experimente ahora y reciba de Ti todo el inmenso amor
maternal o paternal que nos faltó.
Sana Señor a quienes carecieron del
amor de un padre. Quizás alguno de nosotros nunca conoció a su padre porque
estaba lejos o nos abandono. O bien nos separó de nuestro padre la muerte o el
divorcio.
Cualquiera que haya sido la causa por
la que este vacío quedó en nuestra vida, te pedimos, Señor Jesús, que lo llenes
Tú con ese amor tierno y fuerte que solamente un padre puede dar.
Cuando hemos ansiado sentirnos entre
los fuertes brazos del padre, y tener un papá que nos quiera; cuando nos hacen
falta los consejos y la fuerza y seguridad de su amor, y él no estuvo allí,
experimentamos el desamparo. ¡Señor, remedia eso en nosotros, ahora! Haznos
sentir que nunca estuvimos solos ni abandonados por Ti, que siempre hay para
nosotros un brazo fuerte en el cual apoyarse, pues Tú velas sobre nosotros y
cuidas de nosotros aún cuando no nos damos cuenta de tu presencia.
Señor Jesús, como un padre se inclina
para levantar a su hijo y lo estrecha contra su mejilla, tómanos ahora entre
tus brazos, y que el calor, la fuerza y la ternura de tu abrazo nos sane.
Gracias, Jesús, por lo que estás haciendo.
También necesitamos tu curación para
los años de nuestra niñez .algunos hemos crecido en una familia numerosa donde
era imposible que nos dedicaran mucha atención individual. Esto podemos
comprenderlo y aún aceptarlo; sin embargo hay una parte de nosotros que nunca
se sintió amada como esperaba.
Por eso te pedimos, Señor Jesús, que
hoy día nos hagas sentir que cada uno de nosotros es un hijo predilecto,
alguien muy importante para Ti, alguien único y diferente de los demás; y que
Tú amas a cada uno de nosotros de un modo muy tierno y especial.
Te pedimos también que sanes toda
herida causada por las relaciones entre los hermanos; el hermano o la hermana
que no aceptó ni comprendió; que no nos brindó el amor y la bondad que
necesitábamos recibir de él o de ella; de mis abuelos o mis tíos.
Señor Jesús te pedimos que nos ayudes
a perdonar a ese hermano o hermana que nunca hemos podido aceptar totalmente,
porque tampoco él nos aceptó. Hazlo Tú mismo, Señor: entra en lo más profundo
de nuestro corazón y perdónalo Tú a través de nosotros. Y danos para él una
porción extra de amor, para que así, la próxima vez que lo veamos, sea con un
sentimiento tal de amor que esas barreras que nos han separado durante años
desaparezcan y seamos como una persona nueva. Alabado seas, Jesús.
señor, te pedimos curación para
nuestros día de colegio. Quizás ese fue un trauma de nuestra vida. Quizás nunca
antes nos habíamos separado de nuestra madre o de nuestro hogar y esa
experiencia nos pareció insoportable. Algunos éramos muy tímidos y sensibles y
nos fue en extremo penosa la relación con un profesor desconocido, unos niños
extraños, y una fría sala de clases. Se esperaba de nosotros muchas cosas y nos
confundíamos. Sufrimos por la forma en que nos trataron profesores poco
benévolos y compañeros que no nos entendían y aceptaban. Y después, quizás
nuestros padres se mostraban siempre insatisfechos de nuestras calificaciones,
y eso nos hacía sentir que nunca serviríamos para nada.
Sana, Señor las heridas que han
quedado de esos años.
Algunos nos volvimos retraídos,
temerosos de hablar ante un grupo, porque habíamos sido criticados o
ridiculizados y eso fue demasiado penoso. Te pedimos que las puerta de nuestro
corazón puedan abrirse de nuevo sin temor y nuestra lengua se desate para que
podamos relacionarnos libremente con los demás.
cura, Señor, los años de nuestra
adolescencia en que comenzamos a experimentar nuestra madurez sexual y eso nos
causó alarma, confusión y pena. Algunos jamás hemos olvidado las experiencias
que tuvimos mientras aprendíamos a conocernos a nosotros mismos y a definir
nuestra personalidad.
Sana Señor nuestras dudas, temores e
inseguridad. Te pedimos por las ocasiones en que fuimos heridos en nuestras
relaciones con los demás, en que fuimos humillados, burlados. Por los
incidentes que nos causaron sufrimiento o confusión. Entra en nuestro corazón y
transforma esas experiencias con tu presencia, de modo que no sigamos
recordándolas con vergüenza sino con acción.
Ayúdanos a entender las dificultades
de los adolescentes: sus conflictos, su búsqueda, para que seamos capaces de
ayudarlos y comprenderse a sí mismos.
Hoy que nos lavas con tu Sangre
preciosa, déjanos como la nieve, haz que podamos comunicar a los jóvenes la
convicción de que Tú los esperas, que aunque se haya caído, Tú invitas a
levantarse. Aún cuando estamos en la oscuridad, Tú eres la Luz y el Señor.
Gracias, Jesús, por lo que estás
haciendo en nosotros.
Conclusión
Te rogamos que sanes esa época de
nuestra vida en que, dejada atrás la adolescencia, nos orientamos hacia el
estado al cual Tú nos llamaste. Sánanos por nuestros fracasos cuando no
alcanzamos las metas propuestas, por los sueños y esperanzas que concebimos y
no se realizaron. Todos esos anhelos no cumplidos te los entregamos hoy.
Sana Señor nuestra etapa de esposas
donde ha habido penas y sufrimiento, dificultades y profundos problemas
interiores que necesitan ser sanados
Por eso te pedimos que nos sanes en nuestromatrimonio.
Te pedimos que nos quites el temor de
compartir unos con otros el peso de nuestras debilidades. Que podamos compartir
la vida, no basados en un falso ideal sino en una esperanza verdadera, con fe
en nosotros mismos y confianza en los demás.
Te rogamos Jesús que la vida que
compartimos sea tu vida.
Gracias, Señor, por las palabras que
encontramos en el libro del profeta Isaías:
“No se acuerden más de otros tiempos,
ni sueñen ya más en las cosas del pasado. Pues yo voy a realizar una cosa
nueva, que ya aparece. ¿No la notan?” (Is.
43,18-19).
Final
Señor Jesús, mientras tu amor se
derrama sobre nosotros des cubre en cada corazón aquellas cosas que necesitan
ser sanadas y liberadas. Te alabamos y damos gracias porque sabemos que has
oído nuestra oración y que tu respuesta será lo que, en tu amor y sabiduría,
sabes qué más nos conviene.
Señor, también confiamos en la
intercesión de la Santísima Virgen María. Ella es nuestra Madre y no cesa de
rogar por nosotros.
Confiamos también en la intercesión
de nuestros hermanos. Formamos una gran familia los que en la tierra y en la
gloria estamos unidos en una misma fe.
Te alabamos y bendecimos. Amén.
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